Plaga de avispas asiáticas
Procedencia y expansión
La vespa velutina procede del sureste Asiatico; China, india, indonesia, japon, vietnam y Corea, a donde llegó en 2003.
A finales del 2005 fue descubierta en Europa, exactamente en el suroeste de Francia. Fue descubierta entre un lote de productos importados en el puerto de Burdeos a finales de 2004 que contenía alfarería o carga de madera procedente de China.
En un periodo de tiempo breve se extendió por todo el país y en 2010 empezó a aparecer por el País Vasco, concretamente en Irún.
En Viana do Castelo, en Portugal, es detectada en el 2012 y en Galicia en el 2013 ocupando la costa de Pontevedra y la costa norte.
A día de hoy se extiende por toda la cornisa cantábrica, Burgos y Cataluña, llegando ya a detectarse un nido en un jardín de la plaza Universidad, en plena Barcelona.
Desde el año 2004 hasta el 2017 se ha expandido por una superficie de 140.000 km², lo que equivaldría a que en 13 años hubiera conquistado Grecia entera.
Se estima que en España esta creciendo a un ritmo de invasión de 50 kilómetros al año.
Biología y morfología

Las reinas, que son las fundatrices, hibernan en cavidades protegidas (grietas de las cortezas de árboles, o de rocas o paredes de piedra seca…), en solitario o en pequeños grupos.
La avispa asiática es una de las avispas más grandes, alcanza un tamaño superior al de la avispa europea. Mientras que las obreras llegan a medir 25mm, las reinas pueden alcanzar hasta los 35mm.
La Vespa Velutina tiene el tórax negro con los segmentos abdominales marrones, excepto el último que presenta un tono amarillento o anaranjado. Las patas de la avispa asiática son de color negro y amarillo en sus extremos, y las alas presentan una tonalidad oscura.
El tamaño de la avispa asiática variará dependiendo de cómo se alimente, de la temperatura del lugar y del paraje. Aunque este tipo de avispa es una de las más grandes que existen.
Reproducción y ciclo de vida
El ciclo comienza el otoño anterior de la hibernación, cuando las reinas han sido fecundadas por los machos del anterior nido.
Nunca una reina volverá a un nido del año anterior, cada reina funda un nido nuevo.
La actividad de las reinas fundadoras dependerá de la temperatura y de la abundancia de comida. En general la actividad puede comenzar en febrero, pero el comienzo de la formación de nidos es algo más tardía. Para junio puede estar ya la primera generación de obreras, de tamaño más pequeño que las reinas, y a partir de entonces el nido irá aumentando de tamaño.
El nuevo enjambre tendrá su punto álgido en septiembre-octubre, donde se criarán nuevas reinas que se fecundarán y empezarán de nuevo el ciclo en primavera. Los machos aparecen a finales del verano-principios de otoño y serán atraídos por las hembras (mediado por las feromonas de las hembras) para fertilizarlas. La reina “madre” muere tras el nacimiento de las futuras reinas, y los machos, finalizada la fecundación.
Para los nidos eligen árboles (50%), abrigos aireados (30%), muros huecos… Inicialmente la reina se ocupa del nido, de poner huevos de obreras y de alimentar a las larvas.
Cuando nacen obreras estas pasan a ocuparse de las ampliaciones del nido y de la alimentación de las larvas. Las larvas procesan los alimentos y dan una parte a las obreras. El nido va creciendo según avanza el año (4 a 6 cm/semana). Tiene una sola entrada de 1,5 cm en la parte inferior al principio, y a la mitad cuando es más viejo. Está formado por una serie de panales horizontales de papel maché, hecho por las avispas masticando hojas (celulosa), y cubierto por 5-6 capas de ese mismo material.
Es piriforme, y puede llegar a tener hasta 14 panales (normalmente 6-7) y casi un metro (70 x 90 cm). Requiere cantidades importantes de hojas (celulosa) y humedad, los arboles en los que mas presencia se detecta es en robles, acacias y álamos todos procedentes del hemisferio norte y propicios a climas tropicales o subtropicales.
Se han hallado nidos con hasta 17.000 celdillas, lo que supone el nacimiento de hasta 17.000 avispas por nido y año.
A los pocos días entre 4 y 8 de la puesta de los primeros huevos emergen sendas larvas. Son alimentadas por la reina. Estas son carnívoras, por lo tanto la reina caza insectos, los trocea y se los da de comer a sus crías.
En unos 30 días, las larvas se convierten en las avispas obreras del nido. Estas ayudan a la reina en los trabajos del nido nada más nacer: cazar el alimento para las larvas, cuidarlas, limpiarlas, alimentarlas, ampliar el nido, defenderlo de intrusos, mantener la temperatura adecuada en el interior, etc. Hacia finales de abril o principios de mayo se puede ver la primera generación de obreras , las cuales serán de pequeño tamaño en comparación con las futuras obreras, debido al escaso alimento que pueden aportar a las larvas la reina sola o las primeras obreras de la colonia, así como a las condiciones de temperatura del nido, menos favorable cuando hay pocas avispas. A medida que el nido crece, más obreras se encargan del cuidado de las larvas, y al estar cada vez mejor alimentadas, aumentan su tamaño.
Con el paso de las semanas, los individuos que trabajan a favor de la colonia se multiplican. La reina sale cada vez menos del nido, hasta que deja de hacerlo. Las encargadas de realizar las labores del exterior serán las obreras.
Alimentación
Se calcula que entre un 50% y un 75% de su dieta se basa en abejas. Una sola avispa Velutina puede matar entre 25 y 50 abejas al día, lo que hace que nuestras colonias de abejas corran un grave peligro. En los meses más cálidos de verano y otoño, además de insectos, se sienten también atraídas por la fruta madura.
Esta voracidad se ha convertido en una verdadera amenaza para el ecosistema de las zonas donde anidan las Velutinas.
La técnica de caza de estas avispas asiáticas depredadoras es simple pero efectiva. Consiste en sobrevolar la colmena y esperar al momento oportuno para atacar a la abeja. Enfocan su ataque casi siempre contra las abejas que llegan cargadas de polen. Saben que sus fuerzas flaquean tras el trabajo de conseguir alimento y las atrapan al vuelo.
El cuerpo de las abejas es muy rico en proteínas (péptidos) y se convierte en un alimento ideal para las larvas de avispa Velutina. Una vez capturada su presa, se llevan la abeja entera al nido para alimentarlas. Si el nido está lejos, sólo se interesan por el tórax de la abeja. Para ello no dudan en cortar o sesgar la cabeza, las alas, las patas o cualquier otra parte del cuerpo de la abeja que dificulte su transporte en largas distancias.
Con sólo su presencia, la Vespa Velutina atemoriza a otros insectos de su especie, como avispas y abejas. Esa situación puede provocar cambios en su comportamiento natural. Puede hacer que los demás ejemplares no salgan de los nidos y dejen de poner huevos, o bien que las abejas, por instinto y ante el peligro que les acecha, abandonan sus nidos para formar una nueva colmena en otra parte.
Daño físico y social en los humanos
El veneno de las avispas asiáticas no es mortal para el ser humano, tan solo en los casos de personas alérgicas a la picadura de la avispa común. Las personas alérgicas a las picaduras de avispas tienen que tener mucho cuidado con esta especia invasora ya que su veneno es mucho más potente y rápido. En julio, dos personas fallecieron en Galicia a causa de sus picaduras. Ambas eran alérgicas y sufrieron una muerte casi instantánea al ser picadas por un número indeterminado de avispas. Los dos fallecidos se encontraban desbrozando sus fincas cuando toparon con los nidos, ocultos entre bloques de hormigón.
En España el 3% de la población es alérgica a la picadura de abejas y avispas por lo que se recomienda en caso de picadura, acudir a un centro de salud lo más rápido posible.
Además del daño causado en la apicultura española, la cual se esta viendo mermada por los ataques de la vespa velutina. Además de la depredación directa, que también realizan las especies de avispas autóctonas, merman la capacidad productiva de las colmenas porque las inmovilizan. Cuando los ataques son masivos las abejas se encierran en la colmena, no salen a recolectar y van tirando de reservas, adelgazan y crían menos. Este es el daño mayor que le hacen a las colmenas, mucho más que la depredación directa. Un apicultor puede perder toda la cosecha del año.